23 diciembre 2010




Por mucho que lo intente, nunca podría explicar lo que oigo cuando no dices nada. La sonrisa de tu cara me dice que me necesitas. La sinceridad de tus ojos dice que nunca me dejarás. La fuerza de tu mano me dice que me agarrarás siempre que me caiga. Dices lo mejor cuando no dices nada. Es absurdo saber cómo hago tu voluntad. Y te vuelves, amor, luz en la oscuridad. Tú no lo ves y está escrito en tu piel. Yo lo escucho, lo siento, lo sé. Sonríes y sé que tú puedes oírme, que tú piensas en mí y yo puedo sentirte. Estás entre el cuerpo y el alma, callado y total. Durante todo el día oigo a la gente hablar alto, pero cuando me abrazas, ya no escucho a la multitud.