19 febrero 2011


-Yo no te pregunto si te gusta. Yo te hablo de amor.
-¿De que demonios estas hablando? -No te estoy preguntado si te gustan sus labios suaves, ni sus ojos chispeantes. No. Lo que quería que me dijeras, es si la quieres ... Que te gusta todo de ella. Sus defectos. Los peores. El sabor de sus lágrimas cuando no puede más. El olor de su pelo cuando la abrazas para besarla en el cuello. A veces no hay palabras. Sólo miradas. Gestos. Más miradas. Luego una sonrisa. Que dura porque tienes tu mano puesta sobre su piel. Porque en su bolsillo has encontrado un papelito que ponía 'Te quiero' mientras ella se daba la vuelta. Porque los días pasan demasiado rápido cuando ella está allí y cuando no quieres que se marche, porque no puedes soltar su mano. No quieres. Y cuando piensas, pero no le dices, que cada minuto sin ella es inútil.
-Pero ...

-Con ella no hay peros. ¿La amas hasta llegar a sentir que ya no existes? ¿Hasta el punto en el que ya no te importa lo que pase? ¿Hasta el punto en el que estar con ella ya es suficiente, cuando te mira y tu corazón se detiene por un instante?